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la ROTONDA

LA LENTITUD

A veces se impresiona uno de lo provechoso y estimulante que puede resultar no salir un sábado por la noche y no ver la televisión: es casi mágico. Las diez de la mañana se reciben un domingo con cierta desconfianza fisiológica, ya que normalmente el cambio de horizontal continuo a vertical suele realizarse en sentido inverso. Pero con todo y con eso, fresco como una lechuga, bañador de flores y chancletas, me bajo a comprar el pan, tabaco y el inevitable periódico del dominguero de ley. No podía imaginarme que los papeles que cobijaba bajo el brazo encerraran hoy frases de tan sencilla sabiduría, que es la más válida de todas.

En el suplemento de los domingos del Diario de Sevilla le han hecho sendas entrevistas a un psiquiatra enamorado de la literatura llamado Jaime Rodríguez Sacristán y a un economista del capital que saca dinero con sus libros haciendo críticas al sistema; se llama Fernando Trías de Bes y ahora publica un libro, El vendedor de tiempo.

Pues bien, me ha sorprendido muy gratamente que tanto la temática, como los titulares de ambos textos se centraran en un ilustrado y justificado elogio de la lentitud o de la serenidad ,como Sacristán prefiere mentar esta actitud vital en honor a los filósofos estoicos. No hablamos pues de la poca cantidad de metros recorridos en un espacio de tiempo, sino más bien de una forma de "estar en el mundo" que rechaza las prisas infundadas y la sensación de falta de tiempo con la que constantemente convivimos la mayoría de los occidentales.

No se trata, dice Sacristán, de trabajar poco o mucho. La lentitud es una actitud personal de compromiso. El que se compromete no se cruza de brazos. Cuando hablamos de lentitud, parafraseando a Carl Honoré, tenemos que dejar claro que no es sinónimo de no trabajar, de no hacer, de no implicarse o no interesarse. Más bien al contrario. Se trata de ser dueños de nuestro tiempo y no caer en una nueva esclavitud: que el tiempo sea nuestro dueño. Contra la tiranía del tiempo al que nos sometemos los que vivimos en occidente escribe precisamente Trías de Bes en su libro, en el que propone una reflexión para que las personas se den cuenta de la situación y hacer una revolución silenciosa.

Trías alude al miedo como generador de esta nuestra prisa occidental generadora de estrés: uno se da prisa cuando cree que se va perder algo. Normalmente ese tipo de actitudes provienen del miedo. Miedo a quedarte atrás. Vivimos convencidos de que hay que imprimirle velocidad a todo. Esto nos lleva a caer en la paradoja de la buena vida (Lee Burns): la sociedad te pide que trabajes más para ahorrar más, para dedicar más dinero al ocio. Pero, con tanto trabajo, no tienes tiempo para el ocio. Las referencias a Momo de Michael Ende son inevitables. Los "hombres grises" nos intentar birlar nuestro tiempo sea como sea para poder sobrevivir ellos mismos del mismo modo que la excesiva ambición nos lleva a vender nuestro tiempo en forma de trabajo para que este sistema económico global y contradictorio pueda perdurar.

Momo, simbólica reunión de sanas costumbres, puede ser vista como una de las personajes representantes de esta forma de vivir que empieza a ser ya una alternativa. Momo lleva a cabo esa revolución silenciosa de la que habla Trías de Bes; silenciosa porque no se ve y no se predica, porque, como dice Sacristán, tiene que ver con la cualidad y la calidad de los actos de la persona, no con un slogan que pueda cantarse o seguirse. De ahí el peligro de que esta actitud se convierta en moda (movimiento slow) y sea absorbida por la prisa, por el marketing, como hace Trías de Bes con su libro, sea la suya la intención que sea...

4 comentarios

Jordan Flight 45 -

As you say, good individuals with training for all-around growth is a perfect blend. Now people are almost cannot resist the temptation from wealth. They achieve cash through diverse methods. I'm so unhappy to view that.

pequeño qvark -

Uf, que gran verdad lo de que la sociedad te exige que trabajes más deprisa para tener más dinero para un ocio que no puedes disfrutar porque estás trabajando todo el tiempo...

Es algo que yo pienso desde hace algún tiempo, pero desde otro punto de vista: el de la tecnología. Concretamente, nos venden que la tecnología nos hace la vida más facil: móviles, internet, GPS, robots, etc. Pero que me expliquen en qué sentido la hacen más fácil. Porque hoy en día la gente sigue teniendo que trabajar 8 o 10 o más horas al día. ¿No se supone que la tecnología hace que se realice el mismo trabajo en menos tiempo? Cierto, pero también significa que puedes producir mucho más (con el estrés que eso conlleva) en el mismo tiempo. Al final no es nuestra vida más facil, sino al contrario. Pura ambición...

kartoffel -

Estoy totalmente de acuerdo y no creo que ambas actitudes entren en contradicción, ya que uno no necesita actuar con prisas para ser atrevido y rompedor.
Ambas actitudes son necesarias en sociedad, pero lo que se critica desde "la lentitud" es el abuso que hoy día se hace del cambio, de la velocidad, de lo nuevo, del progreso a toda costa, del avance a veces sin rumbo, de la huída hacia delante. La velocidad está bien si sabes hacia dónde te diriges, de lo contrario te la juegas, que es una opción muy loable, pero a cuyas consecuencias hay que atenerse.
Por otro lado, de la misma manera que abusar de la prisa puede resultar negativo, puede serlo también apoyarse demasiado en la serenidad, corriendo así el riesgo de caer en el vicio contrario: el quietismo.

abrelatas -

desde luego este es el tipo de blogs que me gustará leer. gran post y muy reflexivo...

me quedo con "La lentitud es una actitud personal de compromiso. El que se compromete no se cruza de brazos.".

Eso sí, si bien está bien no tener prisas...a veces hace falta la impaciencia de quien, aunque pueda considerarsele imprudente, sea lo suficientemente atrevido como para actuar cuando no le toque, y por tanto, cuestionar la norma.